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¿Deberías saberlo?

Nunca antes creí ser capaz de odiar tanto a alguien. Solo q hubiese destruido algo enorme en mi vida. De igual manera, hay decisiones que juraba nunca serían las mías, que había caminos que juraba nunca tomar. Pensaba que quizás si esa persona hubiese matado a alguna de mis personas, alguien de mi gente, entonces seria merecedora del desprecio más grande de mi parte. Y aun así me creía capaz de perdonar.
Tarde o temprano, más de una vez, terminamos comiéndonos nuestras propias palabras. Y cuando actuamos contrario a lo que creíamos, nos sentimos decepcionados; no de ellos, de uno mismo.
Hoy, hoy no puedo perdonar. Espero un día hacerlo, pero por hoy no. No voy a fallarme. Si estamos destinados a volar juntos, volaremos otra vez. Ya nos encontramos en una primera ocasión. Demos una oportunidad a que se vuelva a repetir. Para ello, necesito irme primero y así podré decir: que te he vuelto a encontrar.

Comentarios

Le' Fetich ha dicho que…
Te amo nena, te amo de verdad.

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::: Monólogo

. . Que si soy una romántica? Mil veces respondí: obvio que no!! Pensar en sueños rosas me daba comezón y la nariz fruncida era un acto reflejo inevitable. La pareja ideal? El hombre de mi vida? Un amor para siempre? Que tontería, eso sólo pasa en las novelas de la tele y eso es para mujeres pendejas sin cerebro, perdón pero yo si estudié. El amor para siempre no existe, la fidelidad entre dos es sólo un cliché, lo de ser «la mujer de alguien» es para mujeres sumisas y sin aspiraciones, yo soy mucho más que eso, yo no necesito de un hombre para vivir, no necesito que nadie me mantenga, a quién deber explicaciones o peor aún pedir permiso, alguien que se crea dueño de mi tiempo y de mi vida. No, yo soy una mujer libre y feliz, completamente independiente, con sueños que convierto en realidades y que me llevarán lejos por el mundo, seré un ejemplo de mujer exitosa y soberana, de grandes logros, auténtica, loca, apasionada y nuevamente libre y feliz. Es que, de verdad, piénsalo:

::: Breve coincidencia

Yo iba pasando por ahí, pasaría unos meses o semanas. Asomaba mi cabeza por el pasillo común de la vecindad aquella, pensando cómo distraer mi cabeza del diario caminar, de la mudanza, el desmadre de mi nueva habitación y los asuntos sin resolver del cachorro al que ahora debía cuidar también. Estaba por sacar la cajetilla, del bolsillo de mi desgastado pantalón desgastado azul, cuando escuché el tronar de los metales rozarse. Miré de lado hacia arriba, no mas de 45° y le ví. Flaca y escurrida, pálida como recién amanecida. Un camisón de un blanco amarillento como el de la tela vieja o mal lavada, -seguramente vive sola, de haber estado con su madre su camisón sería de un blanco reluciente- pensé. Ese camisón tenía detalles lindos de olanes con encaje que enmarcaban sus tetillas pellizcadas casi imperceptibles y mostraba el inicio de un cuello largo sosteniendo su cabeza no tan redonda pero colocha colocha. Su despeinado cabello reforzó la idea de estar recién levantada de la cama, eso