Ir al contenido principal

::: Solo tu rastro

 Casi dos años desde tu desaparición. 

Hemos estado ansiosamente preocupados. No avisaste, solo te fuiste, como de costumbre. 

Sin notas, sin mensajes, sin señales de hacia dónde o por qué. Me da la impresión de que no has ido lejos, por momentos aún te escucho por la habitación, aún haces esos ruidos de roedor con las puntas de los pies. Creo que vienes de vez en cuando. 

Te vas y así como te vas, de pronto vuelves de la nada. Y llegas así, con poesías y promesas de nuevos y cálidos vientos. ¿De dónde vienen esos vientos? ¿Acaso los secuestraste de alguno de los vientos del sur?  

No sé por qué volviste, pero me da gusto tenerte de nuevo por aquí. Sé que no vienes para quedarte, sino simplemente a ver que todo esté bajo control. Igual me da gusto saberte de nuevo. 

He dejado en la mesa galletas con chocolate, algo me decía que tu llegada sería hoy. También puse agua caliente en la tina y un jabón de violetas y azucenas, espero te sumerjas en el agua hasta cubrir tu cabellera entera y que el aroma de flores se te impregne hasta en las pestañas. Al salir, puedes dejar el agua tal y como está, servirá para perfumar la habitación en lo que llego.

Ya casi dos años de tu partida y ahora estás aquí. Tan cotidiano y al mismo tiempo tan repentino. Si acaso te vas otra vez, no es necesario que me dejes una nota de despedida o con una explicación, solo te pido que regreses de vez en cuando, cuando yo no esté, y dejes moronitas de pan en el piso para saber que estuviste por aquí. Es dulce saberte presente, que sigues con vida, que aún respiras, que no olvidas; o que si acaso olvidas, al menos los roedores me podrán siempre recordar a ti. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

::: Ama

... Ese día estabas vestido de amarillo, con esa gabardina parecías un canario brincolin. Recuerdo que fue muy divertido verte llegar, te marqué porque yo ya te había visto caminar hacia el encuentro, pero tu no sabías exactamente dónde estaba yo, así que te di un par de instrucciones antes y te dije a la distancia que bailaras mientras caminabas para verificar si eras tú quien venía. Sinceramente creí que no lo harías, pero me sorprendiste bailando en plena plaza capital entre la gente zombie. Desde donde estaba lograba ver tu sonrisa enorme y perfecta, siempre me enamoraron tus dientes ordenados en fila enmarcados por tus labios que aún recuerdo entre los míos. Yo estaba esperándote en la cafetería esa de la esquina, hacía frío y ya era de noche, pero yo no sentía más que un calor nervioso y constante, tenía años que no sentía eso que llaman “mariposas en la panza”. Pero esa noche no dejaban de hacer toda una revolución dentro mío como si quisieran salir haciendo fiesta. Vaya que...

::: Cocoro

 Y entonces, me bebí mis lágrimas, amargas y espesas.  Y limpiaron mi cuerpo de lo que me enfermaba, de lo que dolía. Y llegó esa ligereza que se siente cuando sueltas las costales.  Y el dolor se fue, y regresó la paz. Ahora camino con el estuche vacío, para volverlo a llenar con amor en el camino. Sin garantías de no levantar la maleza durante el recorrido. Maleza que se pega en lo profundo, cuyas raíces lastiman al andar y que ciegan ante ante la negación de escuchar lo que me dicta el espíritu.  Pero ahora entiendo que debo estar atenta a esa voz: la de mi alma cuando se lastima, la de mi alma pidiendo sanar, la  de la purga necesaria para vaciar de nuevo este saco de piel que la contiene.  Y entonces con amor y con cuidado, pondré a remojar de nuevo la carnita fresca de mi madre milagrosa.  Y pondré a calentar su agüita purificadora de sanación.  Y volveré a beberla con entrega y devoción, con confianza de que con su corriente de río bravo, l...