Era una sombra recargada en la pared, bajo las hojas
reflejadas en el aire de un árbol casi seco, muy otoñal.
Un viento suave pero frio como una mirada vendida, movió las
pocas hojas negras. Parecían tener algo como pequeñas flores, lo supongo porque
recuerdo un sutil olor a violetas o sándalo, ¿carmín?
El modo en el que jugaban sus figuras con los hilos de color
gris y blanco, como sus ojos, me hacía querer soltar un brinco. Al tiempo, al
tiempo… a el solo le vi pasar. Pasaba solo y no tan de prisa, dicen que solo
trataba de distraer a su destino y algo me decía que no lograría escapar.
Sin moverse, casi impávida, se movió la sombra. Lo sé porque
el poste aquel ni siquiera titubeó, solo se agitaba extrañamente su silueta,
como cuando sale ese humito del pavimento de las calles cuando “hace mucho sol”.
Me figura que aquel intruso familiar iba a desvanecerse, a sublimarse.
Extraña forma de querer desaparecer pudiendo hacerlo con una
explosión y un gran estruendo, con una ráfaga de viento que arranque al árbol
aquel como los tornados de Alabama. ¿ Porqué no desaparecer con un BigBang?
Pasar tan desapercibido después de todo no es tan divertido.
Es como un comic pero no tan japonés, más bien un comic
geométrico: muchas esquinas, pocas curvas, tangentes, divergencias en vez de
convergencias, diferenciales infinitas, constantes con tendencia a cero.
Dicen que el humo de un cigarro podría bien definir la Teoría
del Orden y el Caos.
Al lado, una variable: una “x” cualquiera. Una cualquiera
que podría hacer que cambie por completo su demostración. Una x´s que podía
convertirse en espiral o en una función hiperbólica tridimensional, variante en el tiempo infinito.
Matemáticamente incorrectos, incoherentes como la realidad y
tan reales como la imaginación. Así sucedían todas las cosas, así dejaban
siempre a sus mentes divagantes, funcionando con engranes dispares y no
funcionales para aumentar su potencia cinemática, como si estuvieran rotos y
mal calculados: si los dientes no coinciden, el movimiento nunca se dará,
terminarán rompiendo sus esquinas.
Sin buscar y encontrando siempre a su Primitiva, espera
encontrar algo más que una Diferencial.
Entonces, desde afuera de la escena, el director difumina el
brillo y detiene la función. Y así, sin preguntarles, quedan en modalidad gráfica
de Slow Move y plasman sus figuras y siluetas con todo ese ruido detenido.
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