Ir al contenido principal

::: Quiero

. . Quiero quedarme dormida con tu sexo en mi boca. Quiero quedarme dormida pero después de ti. Quiero besarte hasta que me duelan los labios y que cierres tan dulcemente los ojos que te quedes dormido. Quiero tocar tu cuerpo dormido hasta el cansancio y después de hacerte desear. Quiero que aún dormido, pueda ver tu sexo de pie, en lucha. Que mientras suene tu respiracion inconciente, abusar de tu cuerpo y de tu mente ausente. Quiero creer que me perteneces aun sin desearlo, que eres mio aun sin quererlo, que respondes como yo a todo esto aun sin saberlo. Quiero que quieras como quiero yo. Quiero que seas y quiero ser. Quiero quererte como anhelas algún día lo haga alguien. Quiero que sea tu nombre y no el de él. Quiero que ames. Quiero amar. Quiero querer y que me quieras. Quiero... Quiero... Te Quiero.


Con cariño, siempre un beso antes de dormir.

.

.

Comentarios

Entradas populares de este blog

::: Ama

... Ese día estabas vestido de amarillo, con esa gabardina parecías un canario brincolin. Recuerdo que fue muy divertido verte llegar, te marqué porque yo ya te había visto caminar hacia el encuentro, pero tu no sabías exactamente dónde estaba yo, así que te di un par de instrucciones antes y te dije a la distancia que bailaras mientras caminabas para verificar si eras tú quien venía. Sinceramente creí que no lo harías, pero me sorprendiste bailando en plena plaza capital entre la gente zombie. Desde donde estaba lograba ver tu sonrisa enorme y perfecta, siempre me enamoraron tus dientes ordenados en fila enmarcados por tus labios que aún recuerdo entre los míos. Yo estaba esperándote en la cafetería esa de la esquina, hacía frío y ya era de noche, pero yo no sentía más que un calor nervioso y constante, tenía años que no sentía eso que llaman “mariposas en la panza”. Pero esa noche no dejaban de hacer toda una revolución dentro mío como si quisieran salir haciendo fiesta. Vaya que...

::: Cocoro

 Y entonces, me bebí mis lágrimas, amargas y espesas.  Y limpiaron mi cuerpo de lo que me enfermaba, de lo que dolía. Y llegó esa ligereza que se siente cuando sueltas las costales.  Y el dolor se fue, y regresó la paz. Ahora camino con el estuche vacío, para volverlo a llenar con amor en el camino. Sin garantías de no levantar la maleza durante el recorrido. Maleza que se pega en lo profundo, cuyas raíces lastiman al andar y que ciegan ante ante la negación de escuchar lo que me dicta el espíritu.  Pero ahora entiendo que debo estar atenta a esa voz: la de mi alma cuando se lastima, la de mi alma pidiendo sanar, la  de la purga necesaria para vaciar de nuevo este saco de piel que la contiene.  Y entonces con amor y con cuidado, pondré a remojar de nuevo la carnita fresca de mi madre milagrosa.  Y pondré a calentar su agüita purificadora de sanación.  Y volveré a beberla con entrega y devoción, con confianza de que con su corriente de río bravo, l...