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Entre locura y realidad hay muy poca diferencia.
Cada uno tiene ambas caras de esa moneda.
Hay quienes habilmente caminan a la orilla de la azotea sin miedo y nunca caen.
Hay quienes habilmente caminan a la orilla de la azotea sin miedo, caen y regresan una y otra vez.
Hay quienes habilmente caminan a la orilla de la azotea sin miedo, caen y disfrutan su caída sin retorno.
Hay de todo para todos.
Hay quienes nos hacen entrar y salir en locuras cotidianas, no siempre placenteras pero si imprescindibles.
Candy es un ejemplo de esas personas, de esas locuras, de esas veces que aun con todo el deseo en las manos, decides decir que no, no a perderce de nuevo, no a hacerse desaparecer, no a lastimarse de nuevo, no a perderse en el intento.
Te Quiero
Te Quiero y más que te quiero.
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Entre locura y realidad hay muy poca diferencia.
Cada uno tiene ambas caras de esa moneda.
Hay quienes habilmente caminan a la orilla de la azotea sin miedo y nunca caen.
Hay quienes habilmente caminan a la orilla de la azotea sin miedo, caen y regresan una y otra vez.
Hay quienes habilmente caminan a la orilla de la azotea sin miedo, caen y disfrutan su caída sin retorno.
Hay de todo para todos.
Hay quienes nos hacen entrar y salir en locuras cotidianas, no siempre placenteras pero si imprescindibles.
Candy es un ejemplo de esas personas, de esas locuras, de esas veces que aun con todo el deseo en las manos, decides decir que no, no a perderce de nuevo, no a hacerse desaparecer, no a lastimarse de nuevo, no a perderse en el intento.
Te Quiero
Te Quiero y más que te quiero.
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