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::: síntesis

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Le pedí un beso y entonces el se fue.

Me contestó:
Quizás yo no beso como tu quieres que bese.


Entonces me pregunté: cuáles son las diferentes formas de besar?
Con lengua, sin lengua, de piquito, en la boca, en la frente, en las manos, en los hombros...
 

Se me ocurrieron mil formas de besar, al final, ninguna de las imaginadas eran las formas en las que el me besaba, mucho menos las formas en las que esperaba que alguien (quien fuera, incluso el, me pudiesen besar).

Entonces pensé las veces que yo hubiese negado un beso.
La respuesta fue triste, no devastadora, conozco los momentos devastadores y no era uno de esos. Sin embargo, me di un momento de abstracción, uno de esos en los que sales de la escena y ves todo como si no estuvieras ahí, o peor aún, uno de esos en los que estás pero nadie nota que, al menos momentáneamente, has desaparecido.


Y entonces me di cuenta que en efecto si estaba o no, no había diferencia.

Es justo entonces cuando uno se pregunta: cuál es la verdadera diferencia?
Pero no la diferencia entre estar y no estar, sino la diferencia de que a quien quieres besar no note la diferencia de tu ausencia.


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