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A veces me siento algo cansada de ver las cosas y la vida pasar desde aqui.
No me dejan dormir porque esa maldita luz está siempre encendida, me siento como en escena policiaca, amenazada por esa luz que espera mi declaración, he visto esa escena mil veces en las pantallas planas que cada invierno entran al dos por uno.
Hace tan solo una semana, instalaron una cafetería al lado de la tienda de telas de enfrente, al parecer venden unos pasteles deliciosos, pues todos sus clientes piden una rebanada para cerrar la tarde cansada de por sí. Los sirven con un topping de crema batida y jarabe amarillo, se ven deliciosos. Sería capaz de aceptar vivir una vida entera por siquiera probar una lamida de ese pastel.
Ya viene la final de temporada y eso me estresa, al principio era emocionante pensar en la nueva tendencia, con el tiempo me he dado cuenta que es una farsa completa, no importa cual novedosa sea la próxima, seguro es un refrito de hace por lo menos unos 15 años, estos diseñadores de hoy no tienen imaginación.
Esto es cada vez mas monótono, lo único que me hace sentir mejor son todos estos que se pasean delante mio, ya reconozco a algunos de ellos.
Aline, es una chica simpática pero siempre anda en la luna, no se da cuenta que la bufanda que trae esta fuera de moda, para empezar, tiene el cuello muy corto, la bufanda le desaparece el cuello y se ve realmente mal. Además, es verano aún.... quién usa bufandas en verano? La pobre anda tan preocupada soñando con el chico de sus sueños (literal de sus sueños, pues solo ahi está siquiera cerca de uno), que no se da cuenta que Jorge, el chico del minisuper de la esquina no deja de mirarla cada que entra por su paquete de caramelos salvavidas de cada tercer día.
Jorge por cierto, debería atreverse a decirle que los salvavidas cuestan 8 y no 5 pesos como la monedas que Aline le deja en el mostrador sin siquiera saludarlo. En primera, dejaría de poner de su bolsillo 30 pesos al mes para evitar desacompletar sus cortes, en segunda quizás y así Aline se daría cuenta que debe poner más atención a su alrededor y que en verdad hay quien la nota, quien sabe... en una de esas se da cuenta que Jorge tiene una voz como la de Alberto, el chico que en sus sueños le dice: Aline, que bien te va esa bufanda de colores, combina con los colores de mis dulces favoritos. Quieres un salvavidas?
Jorge trabajaba antes en el puesto de periódicos donde ahora está la Sra. Hernández, la de las gafas grandes y caidas a la nariz. Me pregunto si sabrá leer en verdad? Siempre tiene en sus manos una revista de chismes de farándula, pero a su modo de leer, me da la impresión que no sabe lo que dicen esas letras y que solo las hojea para ver con morbo las fotos de la nueva novia del cantante de moda (casado por cierto), la cual además:
"seguro tiene senos postizos, lo que hacen estas chicas por andar en un Mercedes nuevo" (dice la Sra. Hernández, mientras su marido hace bajar de su auto una calle atras, a una chica unos años menor que él, Mariane).
Mariane vive en el edificio de enfrente al mío, en uno de los lofts de arriba, la conocí cuando me tocaba cubrir el piso 13, al cual se aferran aqui en llamar 14 por supersticiones, como si el cambiarle el nombre a los números o a las cosas les eximiera de toda naturaleza. Como Mariane, quien insiste en llamarse así cuando su verdadero nombre es María. Ella piensa que Maria suena demasiado corriente para una chica de su clase... entre otras, clase del 82 cuando ella insiste ser clase del 89.
Mariane está segura que su origen es frances, lo asegura por lo claro de sus pechos y sus pezones delicados, su vello púbico rizado, además de sus labios de color rojo carmín natural... naturalmente carmin roche d'Loreal.
Diego, el chico Universitario clase 89 que le ha pedido matrimonio, tiene una especial atracción por ella por parecer mayor. Decidió casarse con ella después de que Cecile, la abogada principal del despacho de su padre, decidiera regresarse a Francia (de donde es originaria) para poner distancia entre los dos, pues lo de ellos no podía ser: que futuro les espera habiendo 13 años de diferencia de edad.
De eso me enteré cuando vino aqui con ella a comprarle un abrigo muy lindo (curiosamente somos la misma talla). Él trataba de convencerla de quedarse e intentarlo: arriesguémonos (le suplicaba). Ella estaba muda, como pocas veces la ví (pues venía seguido a visitar, le gusta la nueva temporada con aires de Alexander Vauthier). Lo abrazó fuerte, le besó en los labios y se marchó dejando el abrigo en el mostrador. Debo reconocerle que tiene muy buen gusto en las fragancias, me dejó muestra de ello.
Rogelio, mi asistente de look, se ha empeñado en cambiar mi aroma a Coco Chanel por olor a crema batida con jarabe amarillo que se perfectamente de donde viene, parece que le gusta tanto el postre que se niega a lavarse las manos antes de volver a trabajar.
Debe de ser muy bueno ese pastel como para hacerle olvidar que nuevamente cubrirá horas extras para alcanzar a pagar la colegiatura de su hermana Aline.
Debe de ser muy bueno ese pastel como para hacerle olvidar que nuevamente cubrirá horas extras para alcanzar a pagar la colegiatura de su hermana Aline.
A veces me da envidia ver tanta vida afuera.
A veces, quisiera estar en su lugar.
A veces quisiera tener el poder de decidir y vivir.Aún cuando quizás termine dando la vida entera por tan solo un pedazo de pastel.
....... Escribiendo detrás de la vitrina, mientras todo pasa
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