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::::: Desencuentros

. . Comían en el mismo lugar aunque no siempre a la misma hora. Ella se sentaba diariamente en la barra de aquella fonda, es menos deprimente comer en un espacio destinado a un solo comensal, en línea como si fuera una banda de producción en serie; que sentada sola en una mesa con cuatro sillas, con otras cuatro mesas a su alrededor, con por lo menos dos personas en cada una, ensordecida del bullicio de sus conversaciones. Él con una seriedad que determina que sus dias casi nunca son "sus dias". Ojos redondos y grandes por naturaleza pero minimizados por el fruncir de su entrecejo. Nariz redonda "de bolita", labios gruesos, potencialmente mordisqueables, cabello medianamente largo, despeinado, enredado por sus rizos. Su piel es de tono muy claro, pero no rubio, ni albino, ni pelizrojo, es mas bien castaño. Se percató ella sin querer mientras buscaba el salero en la barra. Al parecer, no se tomaron ni el mínimo interés, ni siquiera tuvieron que ignorarse, solo se notaron ambos al lado de alguien mas. Ella una chica muy normal, pero con una chispa muy particular. Él, un chico chispado particularmente aburrido. - Me caga este lugar y su pinche música. Y para variar, me toca al lado de una ansiosa. ¿No puede dejar sus pies en paz? ¿ No se le ocurre que su repique constante saque de quicio a los demás? Sabía que no debía venir a comer aquí. Le perdonaría tanto ruido si por lo menos supiera de buena música, pero se le nota que ni siquiera sabe que es un IPod, pinches viejas. - Me desespera esa estacion de radio. ¿No saben que hay como 20 estaciones más en FM? Que chingon que hoy no dejé el IPod en la oficina y los audífonos en casa. - Piensa ella mientras "playea" su reproductor desde la bolsa derecha de su pantalón de manera imperceptible. - Pinche caldo estaba poca madre, si no fuera porque tienen buen sazón, ya me habría ido a la chingada. ¿Me trae un arroz con huevo por favor? Chale, menos mal que ya nomas' es uno y no dos, esta pinche dieta me medio mata de hambre, pero debo bajar estos putos diez kilos que traigo de más, ya me veo bien pinche marrano. - Chale, cuando no me tocan rucos rabo verde, me tocan morros "cara huele pedo". Además, ¿Cómo se le ocurre pedir arroz con huevo, qué no ve que tiene como ocho kilos de más? Bueno, por lo menos no me chinga queriéndome ligar. - ¿Será que llueve mientras como? Ojalá, si me agarra en el camino y para como se ve que viene esta agüita, llegaré hecha una sopa. Espero sea saliendo de la oficina, si es así ¡¡ahora si me mojo!! Total todavía faltan como tres meses pal' concierto, si alcanzo a juntar pa' los boletos aunque ande gastada de tanta medicina pa' la tos. - ¡En la madre, va a llover! Si me agarra en el camino me va a chingar otra vez este cabrón. Este toquín debe quedar bien organizado hoy, si no, me va a llevar la chingada otra vez. Está bien que me gusta mojarme en la lluvia pero chamba es chamba, al menos de aquí a que pague esa madre, no puedo darme el lujo de que me corran. Además, ya salió la primera nota y esta propa debe salir la proxima semana. - Nunca he tenido un novio roquero, así de esos que tienen su banda o un diseñador de los que andan metidos en eventos, con famosos y así. Ha de ser divertido de inicio ¿No? Pero se me hace que después de un rato se han de aburrir, además que hueva, los de esas ondas son bien pendejos, pinches niñotes. - Si no fuera porque me gusta un chingo mi chamba, pero la neta ya me da hueva. Eso de andar metido entre roqueros me tiene hasta la madre. Ni pedo. - Si no hubiese sido por el huevo en el arroz, le habría hablado yo. Pero pa' lo que le importa su salud... Ni modo, te la pierdes papasito. Además, seguro ya se va porque es bien joto y le pega mojarse en la lluvia. Aunque la neta, como que tiene un "no se qué". - Vaya!! Hasta que que se calma la morra esta. Si no hubiese sido por su pinche sonidito, hasta le hubiera hecho la plática, se ve simpática después de todo, aunque tiene cara de aburrida. Seguro ha de ser de esas que cuando les digo lo que hago no tienen puta idea de lo que hablo. Seguro en su vida a oido a las bandas que promociono. Si me hubiese hablado ella primero se habría visto rifada. ¿Que chingados podríamos tener en común? - ¿Qué le traigo de guisado señor? - ¡Verga! Ya es bien tarde. No gracias, así está bien, le pago de una vez. Gracias. Mientras ella busca una canción en su reproductor, él sale corriendo. Encuentra una que le motiva a iniciar conversación, voltéa para charlar pero el chico aquél ya no está. - Va, total. ¿Qué chingados podríamos tener en común? ....... . .

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. . Que si soy una romántica? Mil veces respondí: obvio que no!! Pensar en sueños rosas me daba comezón y la nariz fruncida era un acto reflejo inevitable. La pareja ideal? El hombre de mi vida? Un amor para siempre? Que tontería, eso sólo pasa en las novelas de la tele y eso es para mujeres pendejas sin cerebro, perdón pero yo si estudié. El amor para siempre no existe, la fidelidad entre dos es sólo un cliché, lo de ser «la mujer de alguien» es para mujeres sumisas y sin aspiraciones, yo soy mucho más que eso, yo no necesito de un hombre para vivir, no necesito que nadie me mantenga, a quién deber explicaciones o peor aún pedir permiso, alguien que se crea dueño de mi tiempo y de mi vida. No, yo soy una mujer libre y feliz, completamente independiente, con sueños que convierto en realidades y que me llevarán lejos por el mundo, seré un ejemplo de mujer exitosa y soberana, de grandes logros, auténtica, loca, apasionada y nuevamente libre y feliz. Es que, de verdad, piénsalo:

::: Breve coincidencia

Yo iba pasando por ahí, pasaría unos meses o semanas. Asomaba mi cabeza por el pasillo común de la vecindad aquella, pensando cómo distraer mi cabeza del diario caminar, de la mudanza, el desmadre de mi nueva habitación y los asuntos sin resolver del cachorro al que ahora debía cuidar también. Estaba por sacar la cajetilla, del bolsillo de mi desgastado pantalón desgastado azul, cuando escuché el tronar de los metales rozarse. Miré de lado hacia arriba, no mas de 45° y le ví. Flaca y escurrida, pálida como recién amanecida. Un camisón de un blanco amarillento como el de la tela vieja o mal lavada, -seguramente vive sola, de haber estado con su madre su camisón sería de un blanco reluciente- pensé. Ese camisón tenía detalles lindos de olanes con encaje que enmarcaban sus tetillas pellizcadas casi imperceptibles y mostraba el inicio de un cuello largo sosteniendo su cabeza no tan redonda pero colocha colocha. Su despeinado cabello reforzó la idea de estar recién levantada de la cama, eso