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Voy a limpiarme la nariz con tus húmedos y ya perfumados calzones,
voy a llenarlos de tus mocos vaginales que he hecho mios;
he respirado tanto de ellos y tengo la boca tan llena de ti,
que el no llevar a cabo tal acción, me llevaría al suicidio.
He de saludar a tus amigas y llenar sus mejillas de tu sudor,
verán residuos blancos, secos y quebradizos de tu venida pronunciada en los pelos de mi rostro,
que serán testigos olfativos de tu hedor
y sabrán por la sonrisa en mi cara, que acabamos de hacer el amor.
A lo largo de la tarde, oleré mis dedos y cerraré los ojos,
inflaré mi pecho como pavorreal de suspirar por tu cuerpo delicioso otra vez.
Y lavaré mis dientes con los cristales salinos de tu pasión,
escaldaré mi lengua con lo rasposo de tus axilas afrancesadas y remataré con tu culo erizado y escalofriante.
Soy culpable de los pensamientos mas calientes,
de tu sonrojar irritada,
de lo hinchado de tus laVios
y de esas arcas de dientes a lo largo y ancho de tu cuello.
Soy víctima de esas piernas contorneadas,
de esas nalgas pronunciadas;
de tus brazos sujetando mis piernas levantadas,
mientras montas mis montes venusinos.
Soy cómplice de tu silencio fulminante,
acompañando el último respiro orgásmico.
y de ese temblor que no es más que el preludio
al espasmo prolongado que atrapa mis dedos … o mi lengua entre tus labios deliciosos.
Soy verdugo de tus besos y los condeno a ser solo de mi boca,
que aunque besen otros labios, otros cuerpos,
ninguno retendrá con su lengua:
deseos salvajes de tus indebidas perversiones.
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