Borrosa remembranza:
... "Escribir, leer: bonita forma de expresarse, bonita forma de sentir, bonita forma de saber, bonita forma de vivir.
Escribir, cualquier cosa (casi cualquier cosa) que se escriba es comunicación, expresar lo que uno piensa, siente. Para hacerlo correctamente nos valemos de reglas de ortografía, gramática, lingüística, etc. Y dentro de los puntos importantes referentes a estos temas están los signos de puntación.
¿De que sirven? ¿Para qué?
No sólo brindan tiempos, espacios, separan las ideas. Van más allá. Si bien al escribir, la idea es un poco hacerle de pintor de escenas, escultor de personajes, músico teatral, fotógrafo y estimulador de sentimientos; no podría ésto hacerse sin los signos de puntuación: puntos, dos puntos, comas, acentos, comillas, admiración, interrogación, guión largo, guión corto, paréntesis (por nombrar los que uso, más no todos los que son).
De los signos que más me gustan a mí, son los puntos, en todas sus presentaciones: punto y aparte, punto y seguido, puntos suspensivos, punto final (el que más trabajo me cuesta poner). Ellos te dicen mucho de lo que el que escribe siente:
Cuando la historia está en proceso y el "sentimiento es continuo sentimiento", sin miramientos a cortarlo, sin si quiera contemplarlo; entonces viene el punto y seguido. Espacio de tiempo mas o menos corto, en el que no dudas sino más bien tomas aire para continuar.
Cuando la idea cambia y tratas de dar un nuevo giro a la emoción, hacer un espacio más prolongado, quizás digerir, breve reflexión, sentarte un rato en la banqueta mientras pasas el trago amargo que te causó el último párrafo; es cuando viene el punto y aparte.
Al "final", cuando decides que la historia, los sentimientos, los personajes, todo no puede ir más allá, pones punto final. El más complicado de todos, el más engañoso.
Pero me falta uno, el más común (en algunos casos), el bipolar; aquél que te dice: aquí termina... (o aquí empieza, o aquí continúa, Aquí Sigue Estando). El que más me gusta por su sabor dulce-ácido. Los puntos suspensivos.
Y para no escarbar demasiado, los puntos suspensivos en la escritura como en la vida misma. Estamos en continuo juego con ellos, poniendo como jugando sin darnos cuenta o con toda la intensión, puntos y puntos y puntos de todo tipo. Solucionando o conflictuando más las relaciones.
Y en mi caso, complicadas elecciones en decidir donde poner cada uno. ¿Cuándo va punto y seguido, aparte, final? Estoy llena de puntos suspensivos. Porque en realidad el único punto final que podrá jactarse de serlo será el de mi último suspiro, todos los demás serán falacias.
Pero tampoco es mi deseo llenar mi vida de un punto o de tres. Hay otras maneras: los puntos
Suspensivamente Aparte (..)
Ni finales, ni inconclusos, simplemente Puntos Suspensivamente Aparte"
..
... "Escribir, leer: bonita forma de expresarse, bonita forma de sentir, bonita forma de saber, bonita forma de vivir.
Escribir, cualquier cosa (casi cualquier cosa) que se escriba es comunicación, expresar lo que uno piensa, siente. Para hacerlo correctamente nos valemos de reglas de ortografía, gramática, lingüística, etc. Y dentro de los puntos importantes referentes a estos temas están los signos de puntación.
¿De que sirven? ¿Para qué?
No sólo brindan tiempos, espacios, separan las ideas. Van más allá. Si bien al escribir, la idea es un poco hacerle de pintor de escenas, escultor de personajes, músico teatral, fotógrafo y estimulador de sentimientos; no podría ésto hacerse sin los signos de puntuación: puntos, dos puntos, comas, acentos, comillas, admiración, interrogación, guión largo, guión corto, paréntesis (por nombrar los que uso, más no todos los que son).
De los signos que más me gustan a mí, son los puntos, en todas sus presentaciones: punto y aparte, punto y seguido, puntos suspensivos, punto final (el que más trabajo me cuesta poner). Ellos te dicen mucho de lo que el que escribe siente:
Cuando la historia está en proceso y el "sentimiento es continuo sentimiento", sin miramientos a cortarlo, sin si quiera contemplarlo; entonces viene el punto y seguido. Espacio de tiempo mas o menos corto, en el que no dudas sino más bien tomas aire para continuar.
Cuando la idea cambia y tratas de dar un nuevo giro a la emoción, hacer un espacio más prolongado, quizás digerir, breve reflexión, sentarte un rato en la banqueta mientras pasas el trago amargo que te causó el último párrafo; es cuando viene el punto y aparte.
Al "final", cuando decides que la historia, los sentimientos, los personajes, todo no puede ir más allá, pones punto final. El más complicado de todos, el más engañoso.
Pero me falta uno, el más común (en algunos casos), el bipolar; aquél que te dice: aquí termina... (o aquí empieza, o aquí continúa, Aquí Sigue Estando). El que más me gusta por su sabor dulce-ácido. Los puntos suspensivos.
Y para no escarbar demasiado, los puntos suspensivos en la escritura como en la vida misma. Estamos en continuo juego con ellos, poniendo como jugando sin darnos cuenta o con toda la intensión, puntos y puntos y puntos de todo tipo. Solucionando o conflictuando más las relaciones.
Y en mi caso, complicadas elecciones en decidir donde poner cada uno. ¿Cuándo va punto y seguido, aparte, final? Estoy llena de puntos suspensivos. Porque en realidad el único punto final que podrá jactarse de serlo será el de mi último suspiro, todos los demás serán falacias.
Pero tampoco es mi deseo llenar mi vida de un punto o de tres. Hay otras maneras: los puntos
Suspensivamente Aparte (..)
Ni finales, ni inconclusos, simplemente Puntos Suspensivamente Aparte"
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