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Así pasa a veces, cuando crees que las cosas van marchando bien, algo las desacomoda, causa vibración y una que otra vez rompe algo.
Nuevamente estuve dentro de aquel cascarón metálico que momentáneamente resguarda (un poco más que mi envoltura natural) las tuberías blancas de titiritero. Estaba dentro y creía no pensar, pero no hacía nada más que eso. Mi mente divagaba entre lenguajes antinaturales, espesores vegetales, mantis y arañas negras. Inmiscuido dentro de tal ecosistema y de manera involuntaria, colapsó como si fuera una medida de auto censura y destrucción. Una sacudida rígida y de roca vino a revolver las nebulosas imaginarias, a deshacer las formas y conceptos, dejando abruptamente el pizarrón en blanco para volver a escribir.
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Así pasa a veces, cuando crees que las cosas van marchando bien, algo las desacomoda, causa vibración y una que otra vez rompe algo.
En el interludio, cupo la calma para dar cabida al nuevo inicio.
El dibujante aun no sabe si la pizarra está ya lista para el nuevo trazo de la ruta, pero reconoce el olor del gis en los pelos de su nariz, la rigidez de sus dactilares por lo rasposo de su composición, la garganta seca de respirarlo por la boca (no siempre sin querer).
....dejo a la orilla el gis, para quien quiera dibujar.
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