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Mostrando entradas de diciembre, 2007

** De saber que vendrías te tendría un pastel **

Difíciles noches las de estudiar, definitivamente complicadas. No importa cuánto hiciste por evadir esas clases aburridas, aquel profe con cara de sapo, tu compañero de al lado que aparte de feo, apestoso y aburrido, cuando duerme ronca y llama la atención del prof, quien ofendido de su falta de respeto, decide descargar su ira con el "probre tonto" que le sigue a la derecha: Tú. Pasas al frente y no tienes la más mínima idea de que pasó en clase mientras tu ideabas de donde conseguir dinero pa´ la peda de al rato. El caso es, que justo frente a "casi el grupo entero" buscas entre las caras de los conocidos la respuesta correcta al dilema que te espera en el pizarrón. Ninguno, ni el Chino, ni la Wawis, el Condorito, ya sé: Marianita, ella siempre sabe y no es tan mala onda como la payasa de Andrea. Pero no, nadie te ayudó, nadie sabía, nadie te quiso ayudar. Dejas pasar un poco más de tiempo, una de dos: o se compadecen y te la soplan, o te llega la inspiración de l...

Te odio por "Puta"

Te odio por ser una "Puta". Te odio porque tu cuerpo sea de más de uno sólo, por no ser sólo para mí. Te odio porque sabiendo todos ellos que no eres de ninguno, continúan siguiéndote cada que sus amnegadas esposas, madres, hijas, guardias engañadas, se cansan de decirles en silencio "...quédate conmigo". Te odio por esa mirada tuya retadora, imponente, dominante. Aquella que me hace reventar de ira y de dolor. Te odio por tus manos que despiertan hasta al más muerto, por esa boca, tú boca, boca para los dioses, boca de deleites envenenados. Te odio porque gritas desgarrada de placer cuando estallan dentro y fuera de tí, cuando sus ríos de aguas turbias te recorren los caminos andados por potros salvajes, lobos solitarios, chupamirtos viajeros, gavilanes y zopilotes desesperados por carroña. Te odio por cantar cuando cepillas tu cabello, desnuda frente al espejo, sentada en la orilla de la cama, lado a la ventana abierta de tu roja habitación, dónde sabes del otro l...

Bonita

El paisaje comenzaba a percibirse como una acuarela pintada en cartulina, de esas a las “que sin querer” les caen gotitas de agua y las despintan, esparciéndose los colores como estrellas que se agrandan del centro para “ajuera”. Los ojos se mojaron despacito. Hazle “de tripas corazón”, porque no debía sentir nadita más. Su boquita se frunció, se hizo chiquita, como “parando la trompita”, yo creo esperaba un beso: el prometido, aquel que se debían desde hace tiempo, mucho tiempo: años atrás. O probablemente alentaba a las palabras que sentía de corazón a que salieran, pero se quedaba a la mitad, mejor al inicio o tal vez antes de eso, porque nunca salió ninguna. Respiraba… no, creo que no respiraba. Lo hacía tan lento que no se notaba, no podía hacer otra cosa, de lo contrario, el corazón se le saldría de un salto, si no controlaba su respiración, provocaría una taquicardia irreparable. Los latidos de su corazón lo harían moverse tanto y tan fuerte, que cualquiera –sobre todo él– se da...

Tu luto

Tanto tiempo transcurrido hace que recuerde lo bien que se siente estar aqui, la importancia de sentir algo como tuyo, una pertenencia, un espacio para decir y expresar lo que siento. Que importante es la comunicación, aunque no siempre haya alguien que te escuche o que te lea. Aunque a quien vaya dirigido no este por ahi, de hecho no siempre se dice para que se entere. Los interlocutores siempre son de ayuda o por lo menos sí en algunas ocasiones. A pesar de que aquellas anunciaban ser la últimas líneas, es inevitable seguir pensand en tí. Sin embargo, el no desear verte sigue permanente. Ya ni siquiera por salud de lo que había sino de la propia, física y mental. Cansada de escuchar frases que se que llegarán y que no te arrepientes de decir. Me equivoqué otra vez, espero estas si sean las últimas.