. . Es increíble cuanta lluvia está cayendo en éstos días, temo quedar sumergido por ahí, quizás rumbo a la casa después de un día duro de trabajo y estrés, quizás alcanzado por los ríos desbordados de la ciudad. Los ríos, vaya maravilla que son esos ríos, vaya ímpetu suyo de no querer desaparecer aún y cuando los hombres se han aferrado a encerrarlos en tuberías. Si he de quedar sumergido, ojalá sea por uno de esos atrevidos y necios ríos, al menos eso pienso cuando los charcos profundos de la lluvia alcanzan mis pies y los empapan. Hoy voy caminando, no quise manejar. Necesitaba despejar mi mente y olvidarme de la presión de está ciudad, suficiente tengo con tu recuerdo alucinante que no me suelta, como para atormentar más a mi mente con el tráfico por hoy. Decidí tomar la calle 9, esa que sale al parque central. La calle está sola, supongo que la gente le teme a la lluvia, a mojarse, a enfriarse y caer en resfriado, qué se yo. Para mi es el momento ideal, camino bajo la lluvi...