. Tiré la moneda al aire y pedí un deseo. Sin importar si cayera aguila o sol, mi deseo se cumpliría; de modo diferente según la suerte del lado afortunado, pero culminando en libertad. Cerré lo ojos imaginando la fotografía, de aquel atardecer calido, de un tapiz de cielo encendido. Fuego comiéndose las nubes, nubes que dibujaban labios ansiosos de besar. Tarde roja como nuestros recuerdos, rojo fuego, rojo pasión, rojo sangre, rojo dolor, rojo de ojos rojos de llorar, rojo de ojos rojos de odiar, rojo de ojos rojos de aguantar. Lanzé la moneda sin saber si quiera si caería de lado o de pie. Lanzé la moneda, es más: sin esperar. Aunque espere, no desesperes,que de todas formas llegará. No hablaré a la moneda mientras cae, dejaré que la moneda hable sola. Y si el viento no me grita en el proceso, no me detendré. ...