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Mostrando entradas de 2024

::: Cocoro

 Y entonces, me bebí mis lágrimas, amargas y espesas.  Y limpiaron mi cuerpo de lo que me enfermaba, de lo que dolía. Y llegó esa ligereza que se siente cuando sueltas las costales.  Y el dolor se fue, y regresó la paz. Ahora camino con el estuche vacío, para volverlo a llenar con amor en el camino. Sin garantías de no levantar la maleza durante el recorrido. Maleza que se pega en lo profundo, cuyas raíces lastiman al andar y que ciegan ante ante la negación de escuchar lo que me dicta el espíritu.  Pero ahora entiendo que debo estar atenta a esa voz: la de mi alma cuando se lastima, la de mi alma pidiendo sanar, la  de la purga necesaria para vaciar de nuevo este saco de piel que la contiene.  Y entonces con amor y con cuidado, pondré a remojar de nuevo la carnita fresca de mi madre milagrosa.  Y pondré a calentar su agüita purificadora de sanación.  Y volveré a beberla con entrega y devoción, con confianza de que con su corriente de río bravo, llegará también de nuevo la paz y que re

::: Nebulosas cosmicidades

Hace tan solo 11 semanas, sin saberlo estábamos creando nuestro propio bigbang. Un bigbang que se quedó en no más que polvo estelar diluido, si acaso una nebulosa. Cinco semanas después, un eclipse oscureció la tarde y solo dejaba ver luz al horizonte; encima nuestro, un anillo místico reluciente recordándome que todos somos astros infinitos. Siete semanas después, el silencio invadió mi universo, se formó un agujero negro que todo lo absorbió, se lo tragó todo y no dejó nada a su alcance, el silencio impacible del vacío. Nueve semanas después, una nueva vuelta al sol calentaba mi planeta y alimentaba hogueras para una nueva historia. Doce semanas después, la atmósfera de este planeta se invadió de nitrógeno y las lluvias se volvieron peligrosamente ácidas, sus seres empezaron a tener dificultad de respirar y agonizaban las especies. Es momento de que el ciclo cósmico continúe. Nota al pie de página: algunas nebulosas provienen del gas y del polvo expulsado por la explosión de una estr

::: Toda

 Esas montañas me recuerdan a ti, esas curvas que al mirarlas solo pienso en recorrerlas de inicio a fin, que importa si me lleva un par de horas o toda una vida recorrerlas, conocerlas, sufrirlas o dominarlas. Esas noches me recuerdan a ti, oscuras como tú negra cabellera, profundas como tú mirada penetrante, brillantes como tu piel con la luz de la luna, silenciosas como tú voz de respuestas a preguntas sobradas y eternas como el aroma de tu ser. Ese río me recuerda a ti, su corriente imposible como el intentar dominarte o pasiva como cuando pierdes el interés, su transparencia a través de la cual puedo mirar los peces y sus escondites es como tu hablar y sus palabras que no esconden tu sentir, sus aguas frescas como tu baile desnudo o ardientes como tus besos apasionados y caricias insaciables. Ese amanecer me recuerda a ti, a la calma que me das con tan solo un abrazo, el sol saliendo y su brillo inspirador son como tus palabras de aliento en los momentos más oscuros, como un óleo

::: Solo tu rastro

 Casi dos años desde tu desaparición.  Hemos estado ansiosamente preocupados. No avisaste, solo te fuiste, como de costumbre.  Sin notas, sin mensajes, sin señales de hacia dónde o por qué. Me da la impresión de que no has ido lejos, por momentos aún te escucho por la habitación, aún haces esos ruidos de roedor con las puntas de los pies. Creo que vienes de vez en cuando.  Te vas y así como te vas, de pronto vuelves de la nada. Y llegas así, con poesías y promesas de nuevos y cálidos vientos. ¿De dónde vienen esos vientos? ¿Acaso los secuestraste de alguno de los vientos del sur?   No sé por qué volviste, pero me da gusto tenerte de nuevo por aquí. Sé que no vienes para quedarte, sino simplemente a ver que todo esté bajo control. Igual me da gusto saberte de nuevo.  He dejado en la mesa galletas con chocolate, algo me decía que tu llegada sería hoy. También puse agua caliente en la tina y un jabón de violetas y azucenas, espero te sumerjas en el agua hasta cubrir tu cabellera entera y