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Mostrando entradas de octubre, 2014

:: Kaknab Aal

. . Mi madre decía que yo soy hijo del mar, que yo vine con la espuma de las olas y la sal del agua marina. Cuando llegó a vivir aquí lo hizo para dedicarse a ser feliz. La primera vez que tocó estas playas sintió como si le dijeran: bienvenida a casa, te estába esperando. La última noche aquí antes de partir, hubo eclipse total de luna. La luna estaba redonda y enorme, de un color rojo incendiado y parecía que iba a caer al mar, que bueno que eso no sucedió porque habría prendido la playa entera como si le hubiesen derramado petróleo crudo. El mar estaba tranquilo y brillaba impresionante, las pequeñas olas se estrellaban en la orilla y parecía que traían escarcha plateada y luminosa que terminaba desvaneciéndose en la arena. La orilla de la playa se veía naranja entera, pues la luna si bien no quemó al mar, si iluminaba la arena de una vista espectacular, como si toda ella y su orilla estuvieran bordeadas de velas encendidas al ras de los pies, casi podían verse sus llam